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🟢 Título: Así te llevé todo este tiempo
🔵 Subtítulo: Un viaje de amor capturado en fotos
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Hay momentos que, aunque pasen, no se van nunca. Se quedan en la memoria, en una mirada, en el gesto de una madre cuando roza su barriga mientras habla del bebé que aún no ha nacido. Eso es lo que intento guardar en cada sesión de fotografía de maternidad: ese amor sereno, esa espera llena de vida, ese «aún no estás, pero ya te quiero con todo lo que soy».
Cuando pienso en una sesión de fotos de embarazo, no pienso en poses forzadas ni en sonrisas artificiales. Pienso en ti, tumbada en el sofá mientras acaricias con calma tu barriga. Pienso en tu pareja rodeándote con los brazos por detrás, robándose miradas cómplices sin que haga falta hablar. Pienso en la familia que empieza a tomar forma justo ahí, en ese ratito.
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Así te llevé todo este tiempo. En mis brazos, sí, pero también en mis pensamientos, en mis miedos, en mis ganas. Esta frase no la escribí yo, pero la he oído muchas veces veladamente mientras hago fotos. En cada sesión de fotos de embarazo que hago, me doy cuenta de que no se trata solo de registrar una barriga. Se trata de contar la historia invisible que hay detrás de esos meses: cómo una vida tan pequeñita puede hacer tan grande el corazón.
Mi forma de hacer fotografía de maternidad es tranquila. No hay reloj, no hay guion. Nos tomamos el tiempo que haga falta para que te sientas tú, sin disfrazarte de otra cosa. Puede ser en tu casa, con la luz natural que entra por la ventana, o en algún rincón de Zaragoza que te guste y donde te sientas libre para disfrutar. Si hay hermanitos o una mascota, mejor todavía: las mejores fotos salen cuando los niños corretean y los perros se cuelan en el plano sin pedir permiso.
Siempre lo digo: la barriga no es solo una barriga. Es una declaración de amor en presente. Por eso, cuando fotografío ese embarazo con amor, intento recoger todos los gestos que hablan sin palabras: una mano sobre el vientre, una risa inesperada, una lágrima que aparece sin que nadie la llame. Esa mezcla de emoción y ternura es lo que después se convierte en parte de vuestra memoria, algo que podréis enseñar cuando el peque crezca y os pregunte: “¿Dónde estaba yo ahí?”
Hacer fotos de embarazo creo que tiene un poco de magia. No por la técnica ni por la cámara, sino por lo que ocurre sin que nadie lo fuerce, cuando dejáis que sea un momento auténtico. Vosotros sois los que hacéis especial la sesión; yo solo acompaño y espero el instante justo, con paciencia y con cariño.
Me siento muy agradecido cada vez que una familia me deja entrar en su historia, aunque sea por un rato. Esa emoción que se palpa en el aire antes de una llegada, ese poco de vértigo que acompaña al amor maternal y a todo lo nuevo, es lo que me engancha una y otra vez a este trabajo que no cambio por nada.
Porque las fotos no detienen el tiempo, pero hacen que puedas volver a él. Y volver a mirar con calma cómo empezó todo, siempre lleva una sonrisa.
Si te apetece una sesión así, escríbeme y lo hablamos con calma. Aquí los recuerdos se construyen sin correr.
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Dirección: Calle Mariano Baselga 1, Zaragoza
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